Ese juguete que no podia faltar en tu baúl cuando eras niña. Esas ganas de ir al parque y quedarte allí hasta que se fueran todos. Ese conjunto que llevaba tu cantante favorita y tu lo querías si o si. Esa vuelta en noria en la feria. El nuevo CD de tu dibujos preferidos. La bolsita de chuches que te iban a quitar el hambre a la hora de comer. Esos lloros que dabas si no te daban lo que querías. Pero te hiciste mayor, "maduraste" y pensaste que ya no eras esa niña que lloraba por cada tontería. Mentira, mentira y mil veces mentira. Ahora eres todavía peor, ahora lloras por toda la ropa que quieres y no puedes tener. Lloras por que no te dejen salir hasta tarde. Lloras por no poder irte de vacaciones con tus amigas. Lloras porque ves injustos todos los castigos. Pero sobre todo hay un capricho por el que lloras sin sentido: te piensas que le quieres, lloras porque no le tienes, porque no te imaginas nada si no esta él, pero, ¿en realidad le quieres tanto como para no vivir sin él? Porque si de verdad le quisieras, si de verdad yo le quisiera, iría directa a por él, sin tonterías, sin rodeos, directa a por lo que quiero. Por eso creo que en realidad él es un capricho más de mi adolescencia, un enchochamiento que se va a pasar en cuánto le olvide un poco.
Dias de sol bloggers. Mi piel sigue con blanco nuclear, intentado aprovechar lo que queda antes de los examenes para coger un tono algo más oscurito (dificil lo veo). Espero que vuestra semana vaya genial. Besitos bloggers <3
